Cuando somos rechazados en un proceso de selección, muchas veces el primer pensamiento que se nos viene a la mente es “no soy lo suficientemente buena/o” y nos inunda un sentimiento de frustración y tristeza.
Una forma de luchar contra estos sentimientos es pensar sobre qué significa realmente que te acepten o rechacen en un proceso de selección. Al colocar las cosas más en frío, podemos quitarle el poder a los sentimientos negativos.
Si te contratan, quiere decir que alguien cree que tienes las capacidades para desempeñar correctamente un determinado trabajo. Es decir, la elección se basa en una creencia de una o varias personas que han utilizado herramientas como entrevistas o pruebas técnicas para confirmar su decisión.
En consecuencia, el que te rechacen tiene poco y nada que ver con ser mal trabajador, y menos con no ser lo suficientemente bueno. ¿Y sabes qué? Muchas veces no serás tú la persona que falle, quizás falló el reclutador que no le puso mucho tiempo a tu CV, o quizás fue el entrevistador que no te dio la oportunidad de brillar.
No te digo esto para que tomes el camino fácil de culpar al resto sin autocríticas. Te lo digo para que recuerdes que hay tantos factores en juego que es difícil encontrar a un solo culpable.
¿Qué hacer entonces?
Lo mejor que puedes hacer es enfocarte en aquellas cosas que están dentro de tu poder, como redactar un buen CV, preparar las entrevistas, entrenar pruebas técnicas, etc.
Si bien no tienes poder en la decisión final de quedar en un trabajo, sí tienes poder en el pensamiento, significado y emoción que esta decisión te provoca.
“Deja atrás las cosas que no están bajo tu control e intenta trabajar duro en lo que tú puedes controlar” — Nancy Sherman (sobre estoicismo)
En una clase de probabilidad y estadística, el profesor dijo: “Estoy seguro de que en esta sala hay al menos dos personas con el mismo cumpleaños”.
Lo expresó con tanta seguridad que nadie lo contradijo, pero todos estábamos pensando si realmente era el caso.
Rápidamente hice una estimación de cuántos éramos en la sala: a lo más 70 personas.
“¿70 cumpleaños repartidos en un año entero? Me suena a que es difícil que se repitan”.
Eso pensé.
Así que mi conclusión era que el profesor se había equivocado. Pero luego comenzó a preguntar y para mi sorpresa, en menos de 5 minutos encontramos un par de personas que tenían el mismo cumpleaños. En teoría de probabilidad, a esto se le conoce como el problema del cumpleaños, el cual establece que de un conjunto de 23 personas, hay una probabilidad del 50,7% de que al menos dos de ellas cumplan años el mismo día.
Solo con 23 personas la probabilidad es casi la misma que salga cara al tirar una moneda. Y no solo eso, con 70 personas la probabilidad es del 99.9%!! Por eso el profesor estaba tan confiado.
¿Qué tiene que ver esto con la búsqueda de empleo?